ENTRENAMIENTO DE POSTEMPORADA

Debido a la fase del año en la que nos encontramos, con las ligas recién terminadas o en las fases finales; esta entrada vamos a dedicarla al entrenamiento de postemporada.

Este periodo, conocido como “Periodo de Transición” en el mundo del entrenamiento, es muy variable dependiendo la categoría y la liga; podemos encontrar jugadores/as que están parados desde abril hasta agosto (casi 5 meses); y otros en cambio que apenas tienen un mes entre el final de la competición y el inicio de la pretemporada del siguiente año.

Es por esta razón que la primera premisa a la hora de afrontar este ciclo, es la completa INDIVIDUALIZACIÓN del entrenamiento. Es cierto que la preparación física se orienta siempre de forma individual (cada jugador tiene unas necesidades y maneja unas cargas diferentes); pero a lo largo de la temporada el objetivo común es el mismo: mejora y optimización de las capacidades específicas del baloncesto, para los 12 jugadores del equipo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     En la postemporada, en cambio, el objetivo es completamente individual; y el jugador debe asumir este periodo de entrenamiento como un ciclo dónde mejorar y desarrollar las deficiencias individuales que le permitan su mejora como jugador dentro del equipo.

Pero no solo debemos entender este periodo como más entrenamiento; si no que el jugador también debe descansar. Tras 9 o 10 meses de competición, es necesario un periodo de descanso del baloncesto. Siguiendo esta teoría, autores como Matveev (1980) o Alvarez del Villar (1983) proponen un periodo de descanso activo, realizando una actividad física diferente al deporte específico. Este periodo de descanso es necesario para “perder” la forma física y permitir así al organismo prepararse para las nuevas adaptaciones que supondrá la siguiente temporada.

De esta forma; proponemos, dentro del periodo transitorio, tres ciclos diferentes; con el objetivo de llegar en el mejor estado a la siguiente temporada:

  • FASE DE RECUPERACIÓN DE LA COMPETICIÓN: la duración varía dependiendo del tiempo del periodo transitorio. Suponiendo un periodo de 2 meses, esta fase tendría una duración de 2 semanas. Se trata de alejar al deportista del estrés que supone la competición (sobre todo a nivel mental). Una baja carga de entrenamientos, e intentando incluir el factor lúdico. Para el baloncesto, practicar en esta fase otros deportes (fútbol, balonmano, voleibol…) es una gran alternativa.
  • FASE DE ADAPTACIONES INDIVIDUALIZADAS: el objetivo de esta fase está orientado a cubrir las necesidades individuales del jugador. La duración sería de 4-5 semanas. El trabajo de mejora de coordinación (técnica de carrera, mejora de los apoyos, frecuencia) es muy aplicable, pero sobre todo se recomienda una orientación hacia la mejora de la fuerza:
    • Mejora de la fuerza general y máxima: para aquellos jugadores con un tono muscular óptimo, en este periodo la mejora de la fuerza se enfocará a mejoras neuromusculares.
    • Hipertrofia: para aquellos jugadores que necesiten ganar masa muscular (jugadores jóvenes sobre todo), este es el periodo ideal para hacerlo, ya que el tipo de entrenamiento no interferirá sobre la competición.
    • Readaptación de lesiones: es el periodo ideal para focalizarse sobre algún tipo de lesión que durante la temporada, la carga específica y competitiva, no haya permitido trabajar adecuadamente.
  • FASE DE DESCANSO ACTIVO: Coincidiendo con el periodo de vacaciones, es importante que no sea un periodo de inactividad. Se debe enfocar hacia una actividad de mantenimiento (mediante natación, bici, carrera continua…) y trabajo de core. También se debe trabajar la fuerza pero sin que sea un objetivo primordial (máximo 3 sesiones a la semana).

Realizar un entrenamiento de postemporada también nos asegura que el jugador/a esté al nivel óptimo al principio de la pretemporada. El nivel óptimo inicial no es para nada su máximo rendimiento, sino que es un mínimo de forma física que permita soportar las cargas de la pretemporada (las cuales tienden a ser muy exigentes).

Más adelante se publicarán entradas sobre planificación; centrándonos en la pretemporada y en el ciclo competitivo. Esperamos que esta información pueda ayudarte; y si crees que puede ayudar a más personas, COMPARTE!!

BIBLIOGRAFÍA

  • Álvarez del Villar, C (1983) La preparación física del futbol basada en el atletismo. S.L GYMNOS. MADRID
  • Matveev, L (1980) Fundamentos del entrenamiento deportivo. Editorial Ráduga.
  • Apuntes básicos de referencia: Master Alto Rendimiento Deportivo del COE (2014). Asignatura: Programación del entrenamiento en deportes de equipo.

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