El baloncesto, como deporte, tiene como objetivo conseguir más puntos que el equipo rival al final del partido, utilizando el movimiento como herramienta para conseguir dicho objetivo.
Ese movimiento esta determinado por un reglamento y por décadas de años de evolución en los que se desarrollan técnicas específicas para que el movimiento sea lo más eficiente y eficaz posible.
Cuando hablamos de baloncesto, o de deporte en general, hablamos siempre de movimiento. El objetivo de todo entrenamiento deportivo es mejorar el movimiento, ya sea una mejora técnica, una mejora de la velocidad de ejecución, una mejora en el tiempo que se puede realizar dicho movimiento…
En el deporte podemos diferenciar entre movimientos generales y movimientos específicos (también podemos hablar de técnica general y específica). Los movimientos específicos son aquellos propios de una determinada especialidad deportiva. Un ejemplo muy claro es el lanzamiento a canasta en el baloncesto, es un movimiento propio del baloncesto, que no se comparte con otros deportes.
Los movimientos generales, en cambio, son aquellos comunes a todos los deportes. Podemos referirnos como la base motriz de todas las especialidades deportivas. En el ámbito del entrenamiento son conocidos como Habilidades Físicas Básica o Habilidades Motrices Básicas.

Estas habilidades físicas básicas son la base de todo movimiento, y cobran especial importancia en el deporte de formación, donde por desgracia vemos que muchas veces son las grandes olvidadas; centrándose el entrenamiento en el desarrollo de técnicas específicas del deporte, dando por hecho que el niño ya tiene adquiridas estas habilidades básicas.
Podemos diferenciarlas en habilidades de locomoción (desplazamientos, carrera…), saltos y aterrizajes, lanzamientos y recepciones y giros. Si reflexionamos un momento sobre el baloncesto, nos damos cuenta que es un deporte basado en desplazamientos, saltos, lanzamientos y recepciones.
El niño, cuando comienza en la edad escolar (6-8 años) la práctica del baloncesto, no tiene una técnica adecuada de carrera o salto. Aunque sepa correr y saltar, no lo hace de manera eficiente. Es en esta edad cuando tiene especial importancia la enseñanza de estas habilidades básicas, para en etapas posteriores poder afianzar la técnica específica del deporte sobre una base motriz solida.
La técnica correcta de carrera permite por un lado correr más rápido con menor gasto energético, y por otro evitar lesiones por malos gestos o sobreuso. ¿No es acaso algo que queremos en todos nuestros jugadores?
Lo mismo ocurre con una correcta técnica de salto. Es muy común que entrenadores de categorías inferiores acudan al preparador físico de su club porque sus jugadores no saltan muy alto, reclamando entrenamiento de fuerza específico para la mejora del salto. La gran mayoría de veces nos encontramos con jugadores con una técnica mala de salto, tanto a una pierna como a dos piernas, que no saben transmitir toda la energía muscular que generan en energía mecánica para saltar.
Por estos motivos, reivindicamos un entrenamiento en categorías inferiores basado en el aprendizaje y desarrollo de las habilidades físicas básicas. El jugador de baloncesto necesita unos cimientos de movimiento general óptimos, para luego en la práctica del baloncesto poder correr y saltar de forma correcta, con el mayor rendimiento posible y sin riesgo de lesión por mala técnica.

Además, un aprendizaje correcto de las habilidades motrices básicas va a favorecer al aprendizaje posterior de la técnica específica del baloncesto, gracias a la rica experiencia motriz adquirida previamente.
Como afirma el dicho: “no podemos empezar la casa por el tejado”. En el entrenamiento pasa igual, el jugador debe adquirir correctamente las habilidades básicas, son la base de todo movimiento; que le harán conocer mejor su cuerpo; para posteriormente poder aprender de forma más eficaz las técnicas específicas de la especialidad, baloncesto en nuestro caso.